martes, 6 de septiembre de 2011

¿Una apuesta segura o un pacto trucado?

Creíste ver la luz, pero no fue otra cosa que la bombilla de tú jaula. Por un momento pensaste que el cielo te abría sus puertas y te brindaba su bienvenida, pero ese lugar no es para nosotros. Hace tiempo que esas puertas ya no nos pertenecen. Hace tiempo, que a lo que tú llamas salvación divina, nos rehúsa. Nos tienen encerrados como a cobayas humanas. Nuestro destino se pudrió en el momento en el que arrojamos nuestras identidades al vació. Simplemente nos creían muertos. Pero eso no cambia el hecho de que tanto mis manos como las tuyas estén manchadas de sangre. Un ojo, por otro.
Yo soy de los que piensan que el cielo es para los cobardes y el infierno para valientes; soy de los que piensan que lo hecho bien hecho que está, ya no se puede volver atrás por mucho que lo lamentes. Soy de los que tienen la vana esperaza de conseguir lo que se proponen por muy dificil que sea. Al contrario que tú, que esperas acostado en tu lecho con brazos abiertos a que llegué la salvación. No puedes esperar a que las cosas caigan del cielo. No puedes esperar que alguien te tienda la mano si tú se la has roto antes.
Tú crees en un Dios y me lo pintas con un camino de rosas sin espinas, pero viejales todas las rosas tienen espinas. No pretendas arrancar una rosa sin pincharte. De tanto creer por creer has acabado pensando que todos tus crimenes serán recompensados. Por mucho que lo lamentes el daño ya esta hecho.
-¿En qué piensas?
-En ti.
-Que alagador, pero yo no soy de esa acera.
-¿Crees qué esperando ahí sentado te vas a salvar?
-Si, mi Dios no me dejara aquí.
-Por desgracia para ti esa milagrosa salvación de la que hablas no vendrá a por un rufián como tú.
-Eso es lo que tú te crees.
-Ser creyente no significa que te espere una savación segura.
-¿Quieres apostar?
-No tengo nada que apostar. Mi alma hace tiempo que le pertenece al diablo. En cuanto a dignidad ya no me queda.
-¿Qué tal lo que te quede de vida?
-Trato hecho.

-Recuerda lo que te voy a decir: La vida es un juego de ajedrez en el que hay que aprender a jugar tus fichas. Solo tienes una oportunidad para hacer mate y solo se sabe quíén gana al final de la partida.

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