martes, 21 de mayo de 2013

Goen Jules me dijo la diferencia y yo la remate con palabras para ti, Joan

Sabes esas ganas irrefrenables de morderle la sesera a alguien, de arrancarle los pulmones de un soplido o de meter sus manos en ácido sulfurico... Esa sensación...
Si la vida es dura y si la sociedad te abandona deberías unirte a ella, lástima que no puedas deborarla y cagarla en el sol.
Algunas personas deciden ser amables por apariencia y otras lo son, la diferencia esta entre ese punto que le da un toque forzado a la relación y el natural... La mayoría son toques forzados, pero alguien me dijo una vez que no podíamos meterlos a todos en el mismo saco. Aunque esa persona fuera la más pedante, estupida, zorra... Y todos los insultos que se te puedan ocurrir, y se saltara todo este royo difuso... Pero tenía razón, o por lo menos una parte de la razón. Porque si le interesas a alguien te quiere con locura incluida, porque si alguien te aprecia no intenta cambiarte, porque si alguien siente el más mínimo respeto por ti no te engaña ni te amenaza, no te repudia ni te ignora, no te rechaza... Simple y llanamente esa persona te quiere y punto. No es explicable el hecho de caerle bien a alguien,simplemente es así...
Ahora no intentes convencerme de que tus mentiras son mejores que las mías, no lo son.... La verdad es que lo que sale de mi boca es una realidad que tu mente se ha empeñado en buscarle estúpidos fallos que criticar, pero a base de no encontrar nada te lo inventas. Es un bonito juego de palabras al que yo, personalmente, me he cansado de jugar. Si quieres tener siempre la última palabra no me hables, porque las chorradas que sueltas intentando aparentar tener razón me dan ganas de amputarte la cara a puñetazos.
Así  es que si pillas la indirecta por una vez, vete al cuerno y pudrete en la indiferencia del olvido que yo tengo cosas mas importantes que hacer que aguantar tus royos paternalistas mal difundidos y tus prafraseados de niño mimado.

La almendra amarga del paquete de avellanas

Abordo la desesperación con garras imaginarias y satíricas mientras el arsénico que corre por mis venas  me estalla en las arterias y me oprime el pecho.
Tus palabras eran tan palpables como las que me dijo mi madre al nacer, ella también me dijo que me quería antes de abandonarme en una pecera llena de tiburones de la que, por cierto, ambos formáis parte.
Cada cosa que haces se me clava en el cerebro como la aguja de una rueca envenenada  en mi dedo, y subir el volumen de mis altavoces al máximo no sirve de nada. Bombardearme con música hasta fundir mi cerebro  no funciona, ya no.
Cada pincelada en nuestro lienzo está más separada de la anterior, y esta obra de arte ya no forma parte de la categoría artística.
Cuándo te darás cuenta de que no estoy hecha para vivir en sociedad.
Y mientras mis cosas personales se esconden del mundo bajo la solapa de mis zapatos intentas saber qué tal me va por educación.
No te he pedido que lo hagas, sin embargo, eso no te impide hacerte la buena persona delante de mi. Que nos conocemos, yo soy demasiado borde y desconfiada, y tú me das motivos para serlo por alguna razón que desconozco.
Mientras pregonan por ahí que no hay nada que temer yo me pregunto si el mundo se ha dado cuenta de que eso es mentira.
Y mientras me gritas que soy yo la que tiene miedo del mundo y no al revés pienso que estas extremadamente paranoico con eso.
Te empeñas en decirme que soy yo la pesimista con problemas, pero no te das cuenta de que tú eres el optimista que se niega a ver la verdad.

Somos la almendra amarga del paquete de avellanas, y la provocación del paladar.
Irresistibles a los ojos pero verdaderamente repugnantes para la lengua.

SOY

No escribo cosas muy amargas o muy dulces, al igual que no pido que entiendas mi postura o mis gestos, ni que aceptes mis palabras de somnolencia. No te suplico que me escuches pero si que me entiendas.
No soy romántica, no soy una amargada, no soy una belleza de televisión, no soy egoísta, no soy estúpida... No soy muchas cosas, no soy una larga lista de exceterás...
Pero si soy: una fracasada cabezota, una chica amable, una friky del copón, una niña infantil, una universitaria miedica, alguien sin mucha clase, justa, de opiniones casi incorregibles, inocente, cómicamente olvidadiza... Y todas aquellas cosas que igual se me escapan de la mente.
Soy lo que soy y sea lo que sea: SOY por encima de las cosas.

Garren lo sabe y Jeny también, y eso no les hace diferentes

No podía dormir pensando en que el orgullo me puede más que mi propia vida, pensando en que la he vuelto a cagar ¿cuántas consecutivas van ya? No me dan los cálculos ni con la calculadora.
Intento animarme con cualquier cosa para levantar cabeza y parecer que sonrío, pero por dentro me estoy pudriendo; y nadie puede salvarme.
Llega a ser desquiciante el hecho de luchar contra uno mismo, porque ambas partes conocen tus puntos flacos y los golpes son más fuertes de lo normal.
Me duele el pecho, me estalla con cada latido.
Me lloran los ojos de espanto y horror.
Me tiemblan las manos manchadas de culpa por la propia susodicha.
Siento que pudro el mundo a cada paso que doy, llevo el mal en las venas, la envidia en los huesos, el dolor en el pecho y la culpa en la mente.
Soy tan humana e imperfecta como lo podría ser cualquiera; pero no soporto ser tan gilipoyas.
Y no puedo decir nada, no puedo pedir ayuda... Porque estoy en una isla de la que solo yo formo parte. Porque soy la pieza clave del edificio. Porque sea lo que sea, la debilidad no esta hecha para mis labios y admisión. Porque la lastima ha desaparecido de mi diccionario, aunque a veces se empeña en aparecer, parece no pillar mis indirectas con los disparos de escopeta.
Ahora escribo esto, mañana escribo otra cosa, y a cada palabra que tecleo siento que me estoy mintiendo con la verdad.
¿Qué es lo que quiero?
¿Qué es lo que me pasa?
¿Quién soy?
No lo sé y aunque quisiera saberlo la mayor parte del tiempo no me importa, e intento evadirme de estas preguntas con un bombardeo de cánticos punkis que no hacen más que sacar a mi lado extremista a flote. Entonces es cuando me doy cuenta de que el mundo no esta hecho para mi y aunque me guste creer que no me importa, en el fondo, muy a dentro, si lo hace.
Y aunque hablo de libertad, realmente, no sé ni que es eso. Aunque me digo que soy diferente, no lo soy. Y cuando me digo que soy especial es una mentira para sentirme mejor después de cagarla de nuevo.
Ya ves, no intento excusarme, es la verdad.
Soy una creación de Víctor, soy lo que la gente odia con temor y sin él, y las antorchas y palos lo demuestran.
Inteligentemente soy tan soberanamente imperfecta que a veces me gusta pensar que eso es lo que nos lleva a la perfección, y no es más que otra burda mentira del bulebar del triangulo de las Vermudas.
Quiereme y estarás perdido.
Huye y consumete.
Tiendeme una mano y te la morderé.
Y cuando por fin estemos juntos en un coche durmiendo entre los sillones, tu de copiloto y yo de loca al volante, cerrare las ventanas y encenderé el gas. Si sobrevivimos al humo será tu cigarro de después el que nos haga volar en pedazos. Porque morimos solos, pero acompañado se pasa mejor. Porque las pastillas son demasiado solidas para mi, porque la pistola es demasiado cara e ilegal, porque el agua no me quiere hundir, porque el puenting sin cuerda no es lo mio y porque estar toda mi vida sola no ha sido tan fabuloso como prometían los refranes.
Y quiero solucionarlo. Que comience la cuenta atrás.

martes, 7 de mayo de 2013

Ya no necesitas nada más...


Hay veces en la vida que las cosas bonitas no solucionan el problema ni te hacen sentir mejor. Están esas veces que quizás desearías no saber nada, o simplemente olvidar la existencia en general. Pero por mucho que te esfuerces en intentarlo tu cabeza da mil vueltas y te niega esa estúpida salida que se te torna como el mismísimo paraíso.
No existen las cosas fáciles, no existen las cosas difíciles y desde luego no existen cosas con valor o cosas que te suenan indiferentes.
Existen cosas a las que tú les das la importancia y la prioridad que tú crees que necesitan.
Nada es lo suficientemente molesto o lo suficientemente agradable, son cosas que se aprenden con el tiempo, o cosas que te niegas toda la vida.
Y ES QUE LA VIDA NO TE DA NADA QUE NO PUEDAS SOPORTAR.
¿Es un lado algo optimista de ver las cosas? No, no es ni optimista ni lo contrario, es una realidad que a todos se nos olvida de vez en cuando, y que no está de más escucharla en momentos inoportunamente desagradables.
Todo o nada puede cambiar, la cuestión es que las cosas que suceden no suceden por una razón aunque te guste pensarlo, suceden de manera aleatoria, no existe la suerte o la mala suerte. Pero sí que te puedo asegurar algo, y es que las cosas que te suceden forman parte de quien tú eres, y si no puedes cambiarlas u olvidarlas, está bien, porque nunca olvidarás quien eres.
Y si te encuentras a ti mismo… ya no necesitas nada más.