miércoles, 7 de diciembre de 2011

Despierta de esa burbuja, una guerra mundial ha empezado.

Mirando las estrellas me di cuenta, el desastre estaba apunto de comenzar, una vida llena de penurias bajo una atmósfera llena de guerras perdidas para la humanidad. En el horizonte nacían luces rojas y alguna que otra nube de humo; la guerra ya ha comenzado. ¿Por qué, por qué luchar? ¿Para qué? De que sirven las cenizas qué caen del cielo, de qué nos sirven las múltiples luces que destrozan el suelo, sólo sirven para robarnos las estrellas. La oscuridad se volverá más oscura y no existirá otra luz que la de las llamas del miedo. El futuro se teñirá de negro azabache y rojo fuego, ese tono de rojo que arde en los infiernos y que nos arrebata, lo que por derecho, es nuestro. A si que vuelvo a preguntar ¿para qué sirve la guerra sino para robarnos las estrellas? 
-El dulce horizonte, cuanto lo hecho de menos.
-Lo que estas viendo no se puede denominar horizonte.
-Puede que tengas razón, pero lo creas o no, eso que vez a lo lejos, es el horizonte.
-Me niego a pensar que ese vals de colores sea el fin y que ello se llame horizonte.
-Por lo menos moriremos con un gran juego de luces, aunque las estrellas nos echarán de menos ¿no crees?
-Querrás decir que tú las echarás de menos.
-Sí, pero no.
-Explícate.
-¿Cómo echar de menos algo que no has visto? Es imposible, nunca notaría su falta, siempre me las he imaginado como grandes puntos de colores pegados en el manto de lo que llaman atmósfera un plástico transparente que protege a la humanidad del vacío. 
-Técnicamente no es así pero...
-Se como es realmente, no puedo verlo pero lo sé, aún así no puedo evitar que mi imaginación se dispare.
-Huyamos.
-¿A dónde?
-A algún lugar donde no nos alcancen las  bombas, donde no se nos caigan las cosas de los armarios debido a los terremotos, donde las llamas no quemen esta amarga soledad.
-Por el amor de Dios, al paraíso no puedes ir sino mueres antes.
-No hablo del paraíso, hablo de la otra cara del mundo.
-Seamos sinceros, para que movernos, las bombas y las cenizas nos perseguirán a donde quiera que vallamos.
-¿Por qué piensas eso?
-Porque el mundo se acaba aquí, este es el punto y final de la tierra.
-Eso no lo sabes.
-Si lo se, estamos en la cuarta guerra mundial ¿qué esperas? Que los cañones disparen  flores y camisetas con el símbolo de la paz. Se realista por un momento, la burbuja en la que vives no te permite ver lo que sucede. El mundo se partirá en dos y caeremos todos al pozo del vacío.


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