lunes, 11 de febrero de 2013

La sosiopata misógina-segunda parte del primer capítulo

La  odiaba... Y dios sabe cuanto.
Aún seguía en el suelo asfixiado-no del todo-, con ganas de quitarme el escozor del cuello y el ardor del cuerpo.
Me tumbo en mi moqueta rojo cereza, respiro ondo y pierdo la vista en las paredes rojas-de ese mismo rojo que tan útil me resulta-de mi habitación abstracta y asimétrica.
Y es que Telma no era un animal de compañía agradable ni mucho menos, ella era el depredador de todo ser viviente o semivivo. SI tubiera que matar a un recien nacido lo haría sin pensarselo dos veces.
Desafiarla no hacía más que empeorar las cosas e intentar arrebatarle el control de la situación podía acabar peor que las víctimas de Jack el destripador. Era más cruel que cualquier tortura o masacre que pudierás imaginar. Era la encapuchada de la guadaña, la mano huesuda para muchos, quizás demasiados. Era el cáncer del universo.
Y yo había hecho las dos cosas. Había intentado joderla y acabe muy mal parado.
No todas las rubias son tontas, ni todas las caras de angeles son buenas.
Después de cinco minutos bien cortos, me levanto del suelo y cojo ropa suelta-pantalones a cuadros amarillos y negros, camisa de manga larga de rayas rojas y negras y unas botas negras-, si cogía algo medianamente pegado me molestarían las quemaduras.
Estaba dudando en si vendarme el cuello o ponerme una bufanda, la muy hija de su madre me había jodido a base de bien. Acabe poniendome una bugfanda negra, así no se trasparentaría la sangre...
Me vestí lo más rapido que puede, no fuera ha ser que esa bruja subiera a rematar la faena.
Cojo las llaves y me guardo las gafas de sol en el bolsillo grande de los pantalones... Estaba lleno de bosillos, siempre me han gustado esas cosas.
Salgo del  edificio, con cara de pocos amigos y las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
-Ya pensaba que tendría que ir a buscarte-verdaderamente su traje era preciso, cuello largo y de mangas largas qeu se iban haciendo más anchas a medida que llegaban a las manos y acabadas en punta. Aunque el largo del traje solo llegaba casi hasta las rodillas tenía una porción abierta a su izquierda. Llevaba unas botas largas y contodo tipo de cadenas o lo que fueran, muy decoradas. Se da la vuelta; la espalda,en parte,esta al descubierto y, más de la mitad, recubierta de una tela que la transparenta- Sube al coche-hace un ademán de mano mientras agarra con la otra la puerta abierta de la limusina.
En cuanto a ser discreta... No lo era mucho si tenía la oportunidad de presumir.
Sin musitar ninguna palabra me sente lo más alejado que pude de ella.
Las diez de la mañana se habían convertido en las once menos cuarto, y el cielo cada vez se despejaba más.
-Tranquilo, a donde vamos el sol no te alcanzará las retinas-dice Telma mirando a travez de la ventana.
-No es eso lo que me preocupa-digo sacando las gafas de sol especializadas.
-¿A no? Creí que sí-me hecha una de sus miraditas de arriba a abajo- ¿No te las habrás puesto para vestirte?
-Muy graciosa, Telma-digo con sarcasmo.
-Las rayas no pegan con los cuadros-dice con la evidencia dibujada en el rostro.
"Mira tú por donde que ya las he pegado yo"- eso es lo que le habría dicho de no ser porque hubiese perdido los papeles después de una discución, y entonces habría perdido la cabeza, literalmente.
El resto del camino me lo pase callado, escuchando algunos comentarios despresiativos de Telma y muriendome por dentro.
Tardamos horas en llegar al culo del mundo y no tubo la "amabilidad" de decirme a donde ibamos ni con qué fin. Como siempre, y al final no es nada bueno. Nunca lo es.

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