domingo, 16 de diciembre de 2012

Ver, oir y callar-Todo tiene un precio

Arrastro mis pies tras un bastón que asegura mis pasos, Anne esta conmigo, Friederich nos espera. Mejor dicho la espera.
-Cuando lleguemos allí haz me un favor; comportate-siento su mirada clavada en mi nuca.
-Mientras él mantenga la compostura no habrá problemas.
-¿Qué tal voy?
No me molesto ni en voltear mi cabeza.
-Demasiado elegante, pareces un pastel a punto de ser desguindado.
-Es uno de los mejores piropos que ha soltado tu boca estropajosa.
-Tú no te quedas corta, Anne.
-Recuerda que has empezado tú.
-La pregunta es ¿por qué?-digo enojado y con tono sarcástico.
-Tranquilo no me voy a dejar morder, tengo demasiadas ganas de morir.-que sonrisa tan  maravillosa me tendría que estar perdiendo.
-Para, silencio-me paro en seco, me doy la vuelta en un intento de despistar, y vuelvo con el bastón a mi sitio golpeando a una masa fibrosa. Suena un golpe tremendamente fuerte.
-Ay, Pícaro alocado.-dice una voz algo grabe y rencorosa.
-Perdón, no te había visto, Friederich-sonrío con maldad, intuyo sus ganas de ahorcarme.
-No empecemos, paz y tranquilidad.-suelta Anne.
-Cuan elegante viene hoy mi bella dama.
-Un paso mas y te clavare el bastón en lo más profundo de tus entrañas.
-Que hostil estas hoy mi viejo amigo.
-No tendré dos mil años, pero no soy idiota.
-Por supuesto que no, más aún cuando culpes a mi raza de lo ocurrido ambos sabemos que sendas partes son libres de culpa amigo mío. Es la naturaleza la culpable de tu seguera y la culpable de mis penas. Aunque, por supuesto, sería más creíble decir que sendas partes poseen las culpas, gajes del oficio, Neil.
 -Basta ¿Es qué no sabéis de modales? ¿Vuestras madres no os enseñaron  lo bonita que es la educación, panda de desmembrados? Os voy a colgar en el palo mayor para daros tal revés de mano que os voy a poner la cabeza al revés y los ojos saltones. Tú mejor calla te la boquita,  aquí donde tú me ves sé arreglármelas bien sola. Y tú deja te de piropos y al grano.
-Cree me, si pudiera verte quizás no estaríamos en esta situación.-digo de broma.
-¿De verdad? ¿Tú quieres que te empalen, no?
-Esta bien.
-Bien una vez que todo a quedado claro mi encantadora dama-comienza Friederich después de un corto silencio- Quisiera llevarle a un sitio antes de nada. Pero...
-¿Ya ponemos pegas? ¿Tan temprano?-dice Anne.
-Mi lady, no todo es gratis, y desde luego lo que quiero negociar es en privado.
-Serás desgraciado, no me toques los bemoles, quieres que te meta en la hoguera y te mande al otro barrio.
-Neil, a cayar. Esto es entre él y yo-me dice Anne.
-Tienes suerte de que ella este aquí, o no habría mañana para ti-digo casi gruñendole.
-Deje su faceta de tipo duro para las rameras del bar, amigo.
-Vete al infierno.
-Ya estoy en él aunque no lo creas.
Anne sigue callada, me figuro que pensando.
-Dejen de echar pestes, Neil, vuelve a casa.
-Pero qué dices.
-Que te largues o es que aparte de ciego eres sordo-me dice Anne enojada.
-Muy bien si es lo que quieres, no vengas llorando lágrimas de quitara cuando te deboren tus propios remordimientos.
Doy media vuelta, ¿qué se cree que esta haciendo? Maldito canalla era una trampa.

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