viernes, 12 de abril de 2013

LLuvia ácida

Llega el barullo, la tormenta, la niebla, los truenos, la lluvia ácida... Y tú, tú te dedicas a bailar ballet en medio de la nada esperando que tu alma encadenada signifique algo para alguien; y tu boca grita canticos de alegría muerta, y tus labios cortados por el sol de esta mañana se pegan y se lastiman. Tu traje color naranja, empapado y corroido por las infinitas veces en las que te metiste en una pelea llora contigo esta noche de muertos vivientes.
Tus botas marrones desgastadas por la pura erosión que causan tus pies al andar chapotean entre los charcos que están al lado de ese estúpido mausoleo con tu nombre; y yo aún no lo entiendo.
Y lloras y sonries al mismo tiempo, y miras, y no ves nada.
Tu melena color chocolate brilla entre los rayos del cielo nocturno y tus ojos color avena se pierden en lo ancho y largo de ese cielo sin nombre ni dueño, de estrellas pasajeras y planetas encubiertos, de lunas en diferentos posiciones y sonrisas, de capas de ozono a medio comer, de aviones y cohetes sin rumbo correcto, de nubes espesas y espumosas, de pajaros rebeldes, de gente que quiere aprender a volar, y de personas como tú y yo que lo miran pensando que tiene que haber algo más, porque sino esto no tendría sentido... De gente como tú y como yo que lo miran para evadirse de la realidad y buscar una nueva que se asemege al paraíso propio. De gente como tú y como yo,que sueñan con formar parte de sus constelaciones.

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