jueves, 4 de abril de 2013

Muere en silencio y dejame morir tranquila

Estoy harta de que la gente se empeñe en cambiarme, ¿no te gusto? Pues vete a joder a otra parte. Soy lo que soy, no puedo evitarlo y si no te gusta ahí tienes la puerta.
No soy escalaba, sirvienta, perra faldera, ni putita de nadie; no te voy a lamer el culo mientras me pateas los intestinos. Nadie tiene derecho a moldearme porque sea lo que yo sea no es de tu incumbencia.
Sé que no soy perfecta, que quizás no valga una mierda, que nadie me quiera, que todos están en otra onda diferente a la mía; pero sabes lo que te digo: a la mierda con todo.
 ¡Qué os jodan!
 ¡Qué os den!
Estoy hasta el mismisimo vuelto de mi pitillo vaquero de escuchar que no soy como debería ser y de escuchar defectos... ¿Sabes lo que te digo? Mira te al espejo, haz me el favor.
Si yo no soy perfecta tú tampoco, porque venimos de la misma estirpe de tarados con los que convivimos.
Así es como empiezas a perder toda fe por el ser humano y a dudar del mínimo atisbo de su inteligencia... Esto es por lo que soy tan poco sociable, estrecha, cínica, despreciable, desagradecida, desgraciada, anormal, rara, desconfiada... y todos los adjetivos mal paridos que se te ocurran.
Ni lo que escribo, ni lo que pienso, ni lo que opino importan, porque el ser humano es egocentríco y vengativo por naturaleza. La vida me lo ha enseñado, y por poco que me guste admitirlo los imbéciles avulvados con los que tengo que arrastrar a cuestas forman parte de ella.

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