martes, 22 de enero de 2013

Kat tiene las llaves, Beck es un payaso

-Sh. Soy yo.
-¿Beck?
Era él, el chico de pelo negro azabache y ojos verdes, de un verde tan chirriante que parecía amarillo. Esa sonrisa torcida y maleante con surcos cercanos a sus mejillas... Daba miedo mirarle, no por lo atractivo, sino por el escalofrío que te helaba las vertebras cuando su sonrisa tan siniestra miraba hacia donde estabas tú. Kat ya se había acostumbrado, y la rubia de tirabuzones desmarañados sabia que ese, ese tío, era un genio de las triquiñuelas callejeras, era un monstruo sin principios ni planes. Un problema de urticaries para alguien sin muelas. Un problema de caspa para alguien con calvicie. 
-¿Es que no te acuerdas de mi? Creía que tú tenías una buena memoria-sonríe agachándose y poniéndose de cuclillas frente a ella-Veo que te has buscado otro entretenimiento-dice con malicia.
-Si, un triste polvo de vez en cuando no le hace daño a nadie.
-Uuu... Veo que no has cambiado.
-Veo que sigues pensando lo mismo, ¿qué te hace pensar que cambiaré?
-Qué solo te tiras al mismo tío.
-Ya veo por donde vas, pero no voy a echar uno contigo.
-Yo no voy mendigando, preciosa, y esos ojos azules lo saben.
Kat se levanta con aire jactancioso cual bestia parda, lo mira de arriba a abajo.
-Por esa chaqueta de vagabundo y esas botas llenas de mierda no lo parece-le da la espalda.
-Por lo menos no voy embutido en perfume y un vestido azul cielo y ¿qué me dices de esas bailarinas? Has cambiado, solo digo eso.
-Para que te enteres no he cambiado, sigo siendo la misma, eres tú el que ha cambiado. Admitelo, te largas sin decir nada...
-¿Y qué querías que te avisara? Me dejaste muy claro que no había nada entre los dos.
-Si, y sigue sin haberlo, pero pensé que estarías ahí cuando llegarán, pensé que me ayudarías. Sabes, déjalo, parece ser que las normas de la calle son demasiado para esa cabeza tan "lúcida"-dice con sarcasmo.
-Pon escusas, pon las que quieras, pero ambos sabemos que esto no es más que otra historia de amor.
-Quieres saber  por qué narices levo esta mierda puesta... Bien te diré porque. Cuando tu te fuiste aparecieron en busca de lo que tu ya sabes, tuve que huir con lo puesto, entre a un bar cutre donde suelen ir los fracasados y di de lleno. Tuve que sacarme las castañas del fuego como pude, ¿y aún vienes tú a reprochármelo? Tengo pequeños trabajillos que a veces me sacan del apuro pero no dan para más que la comida diaria. Ese tío, ese que esta ahí, ha hecho más por mi este último año que tú en todos los que nos conocemos. Y ese tío sabe lo que hay. Él me hace favores y yo a él. Así es la vida, monada.
-¿Entonces vas de puta?
-Dejalo, tengo que ir a darle las llaves.
-Y de chacha-aplaude con risa malévola-Jamás creí que vería esto.
Kat se acerca, lo coge del cuello de la camisa, le encara.
-Sólo te voy a decir una cosa, y que te quede bien claro, chulito de alcantarilla, vuelve a pisotearme y te aseguro que me pondré tacones solo para estallarte los ojos y hacerte unas cuencas más profundas. Recuerda que me sé tus trucos.
-En un año me ha dado tiempo de renovarlos, mi amor, y puede que quedes anticuada. Yo te cree, no olvides que puedo destruirte.
-No eres más que un payaso que ha venido para joder.
-No precisamente, quiero algo de ti, y no es tu cuerpo al desnudo lo que quiero, precisamente.
-¿Y qué quieres?
-Deja que llegue el momento, disfruta del polvo.-sonríe, le quita las manos de su chaqueta a lo Sherlock Holmes(llena de agujeros y parches), para echarse a correr detrás de un gesto y un guiño informal y descarado.
"¿Hueles el miedo? Eso es lo que atrae al depredador, lo que te convierte a ti en presa"

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