lunes, 29 de octubre de 2012

Prólogo- Buscando la verdad se Jackie


Las mentiras que tanto te gustan contar son tan dulces que las aborrezco, me repugnan. Por amor. Por amor, dices. No existe tal sentimiento, es como creer que siempre serás inmortal.
Si lloro no es porque mientas, es porque no sé mentir.
Atravieso el bosque de la urbania, busco consuelo, quizás en unas copas, quizás en un libro al que recitar, una película a la que protagonizar en mis pesadillas... Y no encuentro nada.
Esta pus putrefacta en la que me encuentro me asfixia, este lugar de espantos más apacibles que tus ganas de salvarme me da miedo, pero lo acojo en mi seno por propia voluntad, porque el rocío de la mañana, después de aquella tempestad de truenos que tanto me enamoro, me revuelve las tripas; pero después de la calma vuelve la tormenta. Me acongoja el hecho de creer que todo puede ser perfecto, me acongoja el hecho de que quieras implantar tus ideales en mi cráneo. Me acongoja el hecho de que alguna ves pueda ser otra, me acongoja el hecho de que tenga que cambiar para amoldarme al resto.
Pero que haces cuando todo por lo que luchas se derrite en tus labios, se despega de tus recuerdos y se resbala en tus manos.
Es tan loable de tu parte creer en algo tan romántico como la esperanza, pero es tan cutre que quieras que yo también lo crea que me dan arcadas..
Y si bien no me he expresado con claridad, haz te un favor a ti mismo, olvida lo todo. Porque sino entiendes nada no merece la pena perder mi preciado tiempo con bonachones como tú. Si quieres saber el resto... Quizás quienes tú ya sabes puedan ayudarte...Claro que...Por un módico precio...Y ya sabes cual.



Jakie Smiler

domingo, 28 de octubre de 2012

El desastre de vivir con un desastre

Cuentas las horas desde el reloj de tu muñeca, los segundos pasan tan deprisa... Sin embargo el tiempo pasa tan lento cuando quieres olvidar lo que no quieres recordar.
-Max, Max... ¿Sabes donde metí el móvil? No lo encuentro.
-Tú sabrás donde lo dejaste.-digo con indiferencia mientras hago zaping.
-Tío ayuda me; he quedado con Vane.
-Vete sin móvil.
-Que tengo que llamarla para que baje, ademas tengo que decirle que voy a llegar tarde o me matará.
-Pues ya puedes empezar a aprender teletransporte.
-Mira ver si esta en el sofá, haz me ese favor aunque sea.
Levanto los cojines miro debajo del sillón...
-Nop-vuelvo a sentarme ha hacer zaping-¿Has mirado en la nevera?
-¿Cómo va a estar en la nevera?
Lo miro con el sarcasmo dibujado en el rostro y una ceja enarcada.
-¿Tanto te sorprendería? La última vez estaba en la papelera del baño.
Abre la nevera y empieza a remover lo poco que tenemos buscando su teléfono.
-No, no esta.
-Pues ya lo he dado todo, no me pidas más.-me recuesto en el sillón-Valla desastre que eres.
-Anda ayudame.
-Busca te la vida, yo estoy haciendo zaping.-me levanto y me encojo de hombros, suelto el mando-tengo una idea.
Cojo los pantalones que se puso ayer, que están tendidos secándose al sol.
-¿Es este?-saco un móvil, hecho un cristo.
-Ahí va...Mierda, se ha roto.
-¿Y qué esperabas?¿qué estuviera más limpio?
-No te burles-dice en tono infantil.
-Si es que no pierdes la cabeza porque la tienes pegada a los hombros.-le doy un golpecito en la cabeza con mi dedo índice izquierdo y mi otra mano en el bolsillo de mi pantalón de pijama.
-Au-se restriega la frente, me mira con una sonrisilla ya conocida.
-No.
-Pero por qué no...-dice en tono infantil-Presta me el móvil.
-Yo trabajo y tengo vida social.
-Bueno por un día...
-¿Y si me llaman los del trabajo?
-Pues te llamo a casa de la señora Harried.
-¿Y si no esta?
-Siempre esta.
-¿Y si esta durmiendo?
-Que se despierte, robarle unos minutos de sueño no hace daño a nadie.
-¿No te rindes, verdad?
-¿Qué quieres decir con eso?-dice con una sonrisita.
-Toma-lo cojo de mi otro bolsillo del pijama-Cuidado con él, sino me quedaré sin reproductor de música.-le digo muy serio.
-Es decir, lo que más te preocupa es que no puedas escuchar música.
-Sip-me siento de nuevo en el sofá-Ta' luego.-digo con un ademán de mano.
-Pues...
-Oye ¿me puedes hacer un favor antes de irte?
-¿Cuál?
-¿Me alcanzas el mando?
Puedo sentir su mirada de odio clavada en mi nuca.
-Tío eres un bago, lo tienes en el mueble al lado del televisor.
-Ya pero es que me acabo de sentar y no alcanzo. Muy lejos.
-Así te va-dice tirandomelo al ragazo.
-Hasta luego Cenicienta-digo con sarcasmo.
-Hasta luego Bella Durmiente-dice cerrando la puerta de un portazo.
Que poco le gustaba a Travis La Cenicienta, en palabras textuales: “Es una estúpida imbécil que se hace la mártir sin mover un dedo para solucionar los problemas. Tiene menos personalidad que una piedra. ¿Que demonios se fumaba esa tía? Los ratones le hablaban y tenía un hada madrina que cumplían sus deseos, pero qué narices. Los problemas que los solucione ella y no unos monigotes producto de lo que se chuta”
En fin, ya se lo pueden imaginar cuando salio Cenicienta2... Lissie-su hermana- lo invito a que la fueran a ver juntos...Bueno más bien lo engaño, “se equivoco de nombre de película”. Aún me estoy riendo del humor de perros en el que se puso; y es que La Cenicienta es la película favorita de Liss.

Capítulo1(De avión en avión)-La heladería

Y así empezaba el día, una sonrisa de satisfacción dibujada en mi rostro, la sonrisa cómplice de Bob y la cara de vergüenza de Ben. Un gran día, y prometía ir a más.
-¿Al final sigues queriendo quedarte en mi casa?-le pregunto al salir del aeropuerto.
-Me lo tendría que pensar.-dice con el odio marcando la frase.
-Así me gusta, bueno nos vemos-digo despidiendo me con un ademán de manos-nos vemos en el tanatorio.
-¿Tanatorio?-pregunta desconcertado.
-Si para cuando te mueras.-digo con una sonrisa mafiosa-Aquí desde que te despistes te roban hasta la identidad.
Me sigue.
-¿Sigue en pie eso de quedarme en tu casa?
-¿Asustado?
-Asqueado.
-¿Asqueado?
-Si, asqueado. Según la RAE: Impresión desagradable causada por algo que repugna. Tú eres un ejemplo de ello.
-¿Qué quieres que te diga? Marco tendencia.-me encojo de hombros.
-Bueno, creo que voy a aceptar tu invitación y me quedaré en tu casa.
-No era una invitación, para empezar eso es acoplamiento, y segundo no va ha ser gratis-sonrío con malicia.
-No quiero saber en lo que estas pensando.
-Vas a ser la chacha que siempre quise tener y nunca pude pagar.
-¿No será el mayordomo?
-Si no te pones trajecito no merece la pena tenerte como esclavo, yo también necesito reirme.
-Para eso llamas al bufón de tu amigo Bob.
-Vamos admite que fue una buena broma.-abro el coche-Pon tus maletas en el maletero.
Las pone de mala gana y se sienta en el asiento del copiloto, cierra la puerta.
-No, no lo ha sido.
-A ver un momento...-busco en la puerta del copiloto mi caja de cigarrillos-Bingo-saco uno y directamente rosan mis labios, tiro la caja a los asientos traseros y enciendo el cilindro lleno de la esencia de la mano huesuda con una cerilla. Ben me mira asombrado-¿Qué?
-¿Fumas? ¿Desde cuándo?
Suelto una risa anti-incredulidad.
-Desde que al cabrón de mi ex-novio me dio a probar. Lo único bueno que le veo es que no engorda como el chocolate-pongo la llave en el contacto y arranco-Rumbo a tu mejor pesadilla-sonrío con encanto.
-No se que te hace tanta gracia, ¿fumar? Jamás pensé que vería uno de esos en tu boca.
-Oye guapete de cara si no te gusta puerta, mira para otro lado o no me vuelvas a llamar, pero no me des el coñazo o te juro que yo misma te empujo del coche en marcha.
-Adelante me gustaría ver como lo haces.
-¿Te me vas a poner gallito? Tú espera te que te la estas ganando, vete sumando motivos y tendrás la venganza más dulce que hallas probado.
-¿Y quién fue el desafortunado?
-¿Te acuerdas de “El cadenas”?
-No, di me que he oído mal.
-Pues con el tío que siempre estaba con su hermano.
-Que susto.
-Oye que yo aquí me ligo a quien me de la gana.
-¿Javi, no?
-Pues sí, el maldito Javi de las narices.
-¿Y qué paso?
-Que el muy imbécil me pidió matrimonio, estábamos de rollo, no era algo muy serio, los dos lo sabíamos. Además, se drogaba, y yo paso de esas mierdas.
-¿Y fumar que es sino?-dice algo enfadado.
-Es una mierda menor, permitida y por la que no te persiguen el resto. Ah, y aún siendo un vicio, es más barato que la droga y más caro que el chocolate.
-¿Pagas por matarte?
-Bueno si lo miras de esa forma.
-¿Es qué hay otra forma de mirarlo?
-Si, el hecho de que me gusta el humo putrefacto que aspiro por mi boca llena de veneno.
-¿Y si después resulta que quieres tener hijos? ¿Qué haces con eso?
-Ben, solo tengo 25, no me estés hablando de un saco lleno de babas que lo único que sabe hacer es llorar. Demasiada responsabilidad, una tragedia griega de las de verdad.-digo con una sonrisa bromista.
-Si, tú riete ahora que puedes.
-¿Tanto te molesta que fume? Pues jodete, no lo voy a dejar. Es problema mío. Si tanto te fastidia me paro en la próxima parada y a la mierda todo. Deja ya el temita, o es qué te crees que no sé lo que hace el cigarro. ¿Me crees imbécil, retrasado?
-Esta bien. No quería ofender. Lo siento, es que me ha chocado mucho.
-Anda, anda; bueno te contarás algo, digo yo. ¿Qué tal de amores? ¿Alguna desafortunada?
-No, desafortunadas no, el desafortunado fui yo.
-¿Salio mal la cosa?
-Me engaño.
-¿Con otro?
-Bueno, la cosa es que la tía ya estaba embarazada cuando empezamos a salir y bueno unos meses después me dijo que iba a ser papá. Las cuentas no me cuadraban, además habíamos tomado precauciones, pero la creí. Cuando llego el momento del parto el niño era asiático. Ella perjuraba y perjuraba que yo era el padre, la deje. Más tarde descubrí ciertas cosas que, francamente, no sé ni como ese niño no le salio tricolor. Vete te tú a saber quien demonios era el padre.
-Tienes una puntería-digo burlando me-valla comedia la tuya.
-Y tú la reina del dráma.
-Me pidió matrimonio ¿qué querías que hiciera?
-Que me invitarás al banquete, coño, luego te divorcias si quieres, pero me invitas a una comilona gratis.
-Que te den, mamonazo.
-Las cosas como son. A mi no me gusta comerme una charla de tres pares de cojones, pero el hecho de tirarles el paquete de arroz a dos primos y comer gratis durante todo el día son motivos para los que uso traje y corbata.
-Definitivamente, no sé ni por qué narices te aguanto, la verdad.
-Porque en el fondo me quieres.
-En el fondo de un pozo olvidado en medio del Sahara.
-Que palabras de amor más bonitas,-dice sarcástico-empiezo a pensar que Javi te dejo por eso.
-Sigue soñando en tu mundo de setas alucinogenas. Bueno, ahora hablando serio ¿qué te trae por aquí?
-Ya te lo he dicho, voy a mudarme.
-A donde quiero llegar es a por qué.
-Algo complicado de explicar.
-¿Desde cuándo eres tan reservado?-pregunto de broma.
-Y qué más da-dice con una sonrisa melancólica.
-Sabes, el otro día encontré una heladería muy buena, Roccocolla. Hacen unos helados, pero lo mejor de todo, lo que más te gusta, hacen batidos con helados y... ahora viene lo bueno; Y ES UN BUFETE DE HELADOS.
-¿Estas de coña?
-Me ves con pinta de bromear, yo también lo vi imposible. Es decir una heladería no puede ser un bufete, pero lo es. Bueno aunque también tienen una parte que no es bufete, pero para eso esta la ventanilla. Nosotros vamos al bufete, es genial porque tiene de todo tipo de mesas es todo diferente no hay ni un solo mueble igual.
-¿Qué es eso la heladería del sombrerero loco?
-Eso sí los cafés y los chocolates calientes si que los cobran, aunque en invierno es al revés el bufete es de las cosas calientes y se cobran las frías y los polvorones.
La cara de Ben era un poema, no podía entender cuan maravillosa era aquella heladería. Pero ambos necesitábamos un batido de helado, cuando ponía esa cara de melancolía significaba algo ¿el qué? Vete a saber.

De avión en avión

En mi linea de avión con minifalda y tacones de vértigo; el aire acondicionado no es tan bueno cuando llevas camisa de tiros y escote. Muchos pasan y aprovechan a deleitarse con mis caderas y mis pechos, pero a mi, a zorra psicópata medio puta no me gana nadie.
-¿Qué miras?-le pregunto a un pureta que no deja de mirarme el pandero.-¿Quizás quieras acostarte conmigo?-digo acercando me a coger su corbata y mi cara cada vez más a la suya. Él no dice palabra, mas bien tartamudea un si dudoso. Jalo de su corbata hasta medio asfixiarlo.-Vuelve a mirarme el culo y la próxima ver exterminare a toda tu familia delante de tus narices y luego te torturare hasta que mueras de viejo. Para que realmente desees morir.-Le suelto la corbata y medio se la coloca para poder respirar mientras esta vez me mira directamente a los ojos con nerviosismo-¿Qué haces aún aquí? Larga te-digo levantando apenas el tono de voz. El viejo hecha a correr como alma que lleva el diablo.-Hijo de puta-murmuro.
-No cambiarás verdad.-dice alguien detrás de mi. Me doy la vuelta.
-¿Ben?
-Psh, tanto te cuesta reconocerme.
-Estas hecho un puretilla-le digo burlona-mira mira te estan saliendo canas.-digo cogiendole un mechón-Es normal que apenas te reconozca si aparte de viejo tu recuerdo se ha querido omitir por ser un tumor con patas. Pase quimio a mis recuerdos.
-Eres un canto-dice sarcástico-Pero he de admitir que tu estas igual de vieja, seguro que guardas las canas en ese pelo teñido.
-Nimiedades. Los años no pasan igual para todos.
-Eso ya lo veo.
-No,no lo puedes ver por que aún estoy en la flor de la vida.
-Yo también y no veo que tengas problemas para llamarme vejestorio.
-Bueno dejemonos de gilipoyeces ¿A qué has venido? ¿O mejor dicho para que narices me has hecho venir?
Se ríe.
-Bueno es que solo quería tener un comité de bienvenida.
-Seras mamón-digo intentando cojerlo por el cuello de la camisa, pero él me agarra las manos y las aparta a un lado sin soltarlas. Enmarca una estúpida sonrisa, esa que le hace parecer idiota según mi opinión, esa que tanto odio. Me besa, simplemente me besa en los labios. Es como un tipico encuentro de película, vamos una cursilada asquerosa.
-Sueltame-digo limpiandome los labios-¿A que cojones vino eso?
-¿Te has puesto roja? Tartamudeas-se ríe-Ay pero si la bestia también sabe amar.
-Muerete cretino bastardo.
-Tranquila sólo quería darte un motivo para que me dejaras quedar en tu casa.
-Pues no funciona y mucho menos siendo tú, cacho imbécil.
-¿Qué es que ya tienes novio?
-No.
-¿Entonces?¿Qué problema hay?
-Tú eres el problema.
-¿Yo? Pero a ver, mirame ¿no me irás a dejar dormir en la calle?
-¿A no? Tengo curiosidad ¿de verdad crees que no soy capaz?
-No he dicho eso, de hecho se que sino te tanteo un poco no voy a conseguir una mierda.
-Pues sigue intentandolo porque por gilipoyas te quedas aquí.-me doy la vuelta pero él me sigue.
-Te lo pido de otra manera, necesito sitio donde dormir porque me mudo aquí.
-Pues ahora te dejo menos. A ver si te piensas que te voy a dejar vivir eternamente en mi apartamento. Sigue sumando puntos negativos, no te dejaré quedarte.
-Te seguiré día y no che te mirare desde las ventanas te molestaré en tu trabajo seré tu sombra día y noche.
-¿Eres consciente de lo que estas diciendo?
-Si.
-Te hacía más inteligente y eso que pensaba que eras gilipoyas imaginate.
-Anda no pido mucho.
-Claro que no solamente acoplarte en mi casa.
-Anda.
-Si sigue detras de mi cuando cuente hasta tres llamare a la policía del aeropuerto.
-Si claro.
-Tres.-dije apresurandome a decircelo al guardía de seguridad que habitualmente te encuentras en las puertas del aeropuerto.
-Eh ¿donde esta el dos y el uno?
-Policía, este hombre me ha dicho que lleva una bomba.
-¿¡Hombre!? Ya te podías haber cortado un poquito y llamarme muchacho.
“El y su imbecilidad”-pienso-”Ya podía haberse hechado a correr”
-Venga conmigo tenemos que registrarle las maletas y su vestimenta.
-Lo siento agente pero no soy de esa acera.
-Mira listillo no me toques las narices o te quedarás en prisión unos días por burla a la autoridad, con su correspondiente multa.
-No tengo un duro, asi que la multa no me preocupa.
-Se acabo chulito de playa-lo esposa-voy a darte un par de lecciones.
-Arribederchi-le digo a Ben.
-No, no señorita usted viene con nosotros. Tendrá que dar parte para el juez e ir al jucio si este hombre lleva una bomba.
-No me joda. Si quiere le doy mi teléfono.
-No me haga esposarla a usted también.
-Jode te- me dice Ben en voz baja.
-Deja que te coja veremos si te ríes tanto después-le susurro.
-Esto a sido culpa tuya ¿recuerdas?
Si señor entramos en ese estúpido cuarto, ambos, por mi tendencia a escapar del parte, a mi me esposarón en una silla. Empezarón a registrar sus maletas y una vez acabado le pidierón que se quitara la ropa. Ben se quedo en calzoncillos.
-La ropa interior también.
-Usted a mi me ve con pinta de hacerle un estriptis gratis a esta de aquí.-me señala.
-Me imagino que no es la primera vez que una mujer te ve desnudo.
-Tranquilo pueda apostar a que es cierto a no ser que halla mujeres tan estúpidas como para salir con él.-respondo.
-Al paso que vamos...-se quita los calzoncillos y se tapa con las manos.
-No, no. Las manos arriba.-dice el polí.
-¿Esta de coña?
El polí niega con la cabeza.
-Lo hacen para burlarse de mi.-dice sin moverse a penas.
-Puede, quizás, pero si quieres salir y yo quiero salir tendrás que levantar las malditas manos.-le digo.
-Lo que hay que aguantar.-levanta las manos-bueno ya esta contento.
-Señorita para mañana tiene el video, si hace el honor de sacar una foto.
-¿De que cojones estan hablando?-dice Ben volviendose a tapar.
-Ben te presento a Bob, un queridisimo amigo mío que gasta unas bromas que te cagas.
-¿QUÉ? Es decir que me he puesto en bolas delante de dos locos pervertidos.
-Para lo que hemos tenido que ver-digo como si hubiese sido algo insignificante mientras Ben se viste a toda prisa.
-Eres una zorra.
Me río.
-Ya te lo dije a mi a Zorra psicópata medio puta no me gana nadie.
-Eres una pervertida.
-Tú te lo has buscado, realmente iba a hacerte la putada igual pero podrías haberte librado, de todas formas me lo pusiste muy facil-digo mirandome las uñas mientras Bob me desata.
-Pero si me permites decirte lo, estas bien dotado, y tienes un buen culo-le dice Bob.
-Ya lo has dicho pervertido acosador de mierda.-le mira con mala cara mientras coge sus cosas y se aleja lo más posible.
-O vamos hombre que te ha echado un piropo, lo menos que puedes hacer es darle las gracias.-le suelto con regodeo.
-¿Por acosarme? Y una leche, apartense los dos de mi.-dice con un dedo acusador.
-Bueno ha sido una buena broma ¿verdad?-digo asintiendo alcompás junto a Bob.
-Estáis majaras, locos como retamas.
-¿Lo dudabas? ¿No querías un comité de bienvenida? Aquí lo tienes, bienvenido a España.

Capítulo1(Día lluvioso con despedida)-Buscando Trabajo

Intento caminar por el lado derecho de la calzada, quizás con suerte mañana salga en el periódico mi nombre, como otro de los accidentes de tráfico a lo largo de este año, otro más del montón. Han pasado dos años y Gregers sigue siguiendo las pistas que voy dejando, pero sin rozar las calidas huellas que van dejando mis zapatos. Puede que simplemente tuviera que dejar de comportarme como un imbécil, pero ya es tarde, ese último día ya era tarde, era tarde mucho antes de volver a la casa de la que me marche.
-Busco trabajo, y no me importaría trabajar en su bar.
-Claro, pero aquí no aceptamos a un cualquiera que ni si quiera conozco.
-Rupert, Max Rupert. ¿Ahora ya no soy un cualquiera, no?-le digo con una sonrisa bromista.
-Chico, tienes madera de la buena, toma ponte el delantal, empiezas en...-mira el reloj- Tres, dos, uno. Que haces holgazán, vete a tomar pedido a la mesa cuatro. No te pago para que te rasques los huevos cada vez que me doy la vuelta.
Es el tipo más raro que he conocido en toda mi experiencia laboral, pero me ha dado el trabajo. Sus pelos blanquecinos por la edad, sus arrugas dando a entender el paso de los años, sus ojos negro azabache, flaco como un guijarro pero fuerte como un roble; un viejo loco sin duda. Tenía toda la pinta de serlo y su manera de contratar gente era ¿peculiar? No, su manera de contratar personal solo confirmaba lo demente que estaba.
-Hola, buenas tardes.-pongo mi mejor sonrisa-¿Qué desea tomar?
-¿Nuevo?
-Eso parece-le respondo a la chica de melena cobriza y ojos perlados que devoraba el libro que sostenía sobre sus delicadas manos de porcelana.
-Traiga me una magdalena y un café solo, sin azúcar, sin leche...Solo.
-La magdalena de algo en especial.
-Sorpenda me-dice con sarcasmo-Solo venden un tipo de magdalenas aquí, y son compradas en un mercadillo. Saben a pus putrefacta.
-¿Cómo sabe a que sabe la pus putrefacta?-le digo con una sonrisa.
-Eres muy suspicaz. Cualquier otro hubiese preguntado que por qué la pido, en fin, ya no le molesto más.-clava su mirada en el libro.
¿Aquí todos están locos o son cosas mías?
-Eto... Una magdalena y un café solo para la cuatro.-le digo al vejestorio de la barra.
-¿Es que no sabes hacerlo tú mismo? Mueve el culo holgazán.
-¿Dónde están las cosas?
-Detrás de la barra, búscalas hombre.
Bueno, no es muy difícil encontrar la cafetera y los vasos pero las malditas magdalenas...
-Oye ¿dónde están las magdalenas?
-Mira en el almacén cacho burro.-me suelta el vejestorio.
Asiento. Que maneras de tratar al personal, eso denota cariño y lo demás, burdas tonterías.
Tampoco era muy grande, como cabría de esperar de ese bareto de mala muerte... Yo diría que era una despensa, no me atrevería a llamarlo almacén.
-Perdón por la tardanza.
-No has tardado tanto, apenas he podido terminar la página-dice con indiferencia.
-¿Qué lees?
-A Marx. Tiene cosas con las que estoy de acuerdo y otras muchas en las que no. Prefiero las novelas de misterio aunque no esta demás leer de todo un poco.-coge la taza de café que he colocado en la mesa, y le da un sorbo.
Me marcho a la barra, los demás ya están servidos. Frego los platos, los coloco, ordeno las botellas, limpio los estantes y tiro la basura.
Cojo un cigarrillo de mi gabardina y aspiro el sabor del submundo con paciencia detrás de la barra.
-!Rupert¡
Me asusto y toso como loco el humo de mis pulmones, como si de bolas de pelo se trataran.
-Coño, viejo que susto.
-¿Cómo que viejo holgazán?-me da con un bastón en la cabeza-Vigila tus modales pendón, la próxima vez no seré tan indulgente.
-Me ha dado con un bastón en la nuca, ¿cree que eso es ser indulgente?
-A callar-me da otra vez-No me repliques.
Suspero.
-Esta bien, esta bien. ¿Qué es lo que quiere?
-Lo has hecho muy bien, eres rápido, tienes práctica con esto ¿eh?-sonríe- Mañana aquí de cinco de la tarde a una de la mañana. Firma aquí y tienes tu contrato permanente.
-¿Era una prueba verdad?
-Por supuesto, no pensarías que te iba a contratar sin verte trabajar antes. Manejas las botellas con Jimi Hendrix tocaba la guitarra, así que tomate tu trabajo como un concierto del nota.
-Le recuerdo que Jimi era de los que decía que había que darlo todo en un concierto, lo que más se quería, y como lo más preciado para él era la guitarra, después de sus conciertos la destrozaba, ¿tengo que hacer eso yo también con las botellas?-le digo de broma.
-Si quieres que te extienda el finiquito si.
-Lo pillo.
-Pues no lo sueltes, toma te lo llevas, lo rellenas y me lo traes firmado mañana.
-Como quiera señor... eto... ¿Nombre?
-Alfred.
-¿Puedo llamarlo viejo?-digo con una sonrisa burlona.
-Si quieres llevarte un bastonazo cada ves que te oiga llamarme así, te doy el pistoletazo de salida.
-Esta bien... Por cierto ¿quiere uno?- le ofrezco un cigarrillo.
-Deja de fumar como un carrete y valla a recoger el local para cerrarlo.
-Si vejestorio.-digo con una sonrisa.
Levanta el bastón y me vuelve a dar.
-Y lo mio es la ginebra en vasos transparentes no esas mariconadas redondas.

Día lluvioso con despedida


Te sientes solo y encerrado en el fondo de una maldita cúpula de cristal donde ves las sonrisas ajenas. Quieres arrancarlas a palos. Nadie te ayuda, te miran por encima del hombro, eres escoria, basura espacial. ¿Quién coño eres? Nadie. Te tiemblan las manos, porque el miedo se ha apoderado de tu cuerpo, y sacas un cigarrillo de la gabardina, lo enciendes y aspiras la muerte con tus
pulmones, la saboreas.
Tus lágrimas caen, y quieres desaparecer con ellas. ¿Por qué todo lo que toco se va a la mierda?
Y bajo la lluvia que se cierne sobre tu cuerpo lleno del frío de la tarde, sentado en la esquina de la calle de los inútiles te fumas el último cigarrillo de tu caja de tabaco, que milagrosamente has podido encender bajo tus manos.
-!Max¡-oyes los pasos de alguien que corre hacia ti con vana esperanza. Giras la cabeza.
-¿Gregers? ¿Qué haces aquí?
-Lissie.-se sienta en la acera junto a ti y te cubre con su paraguas-Deberías volver a casa.
No contesto. Suelto una risita sarcástica llena de tristeza.
-Si tuvieras la oportunidad de acabar con todo de un plumazo ¿lo harías?
Gregers enarca las cejas y me mira con extrañeza .
-No entiendo la pregunta.
-Tú sólo responde.-das otra calada.
-Tío no sé que te has fumado, pero deberías dejarlo.-dice de broma.
-Estoy hablando enserio ¿qué harías si tus ideales se vuelven contra ti?
-No lo sé, pero dejaría de comportarme como un imbécil. Eso por descontado.-me quita mi cilindro antiestrés y da una calada.
-¿No lo habías dejado?
-Llevo tres meses sin fumar, tenía que celebrarlo de algún modo.-sonríe.
-No tienes remedio.-niego con la cabeza.
-Mira quién vino a hablar-dice en tono infantil.
Tiro el cigarrillo al suelo y lo piso con rabia, me levanto y pongo las manos en los bolsillos.
-Vete a casa, olvida que me has visto. No vuelvas a buscarme.
-Max-me agarra del brazo.
Niego con la cabeza.
-No me sigas, y no me busques.-aparto su brazo con delicadeza.
-Max, ¡Max!-me doy la vuelta y lo miro con indiferencia-¿Volverás?-enmarco una sonrisa rota.
-Eso ya lo sabes.-me doy la vuelta y levanto una mano en señal de despedida.

lunes, 15 de octubre de 2012

Prefacio

El día brilla, las canciones de tu reproductor son alegres... Pero a ti esa puñetera música y ese puñetero sol se te tornan sombríos. Sabes que es otro día más de tu eterna rutina. Miras por el retrovisor de tu cadillar y esta el maldito imbécil de las narices tocando te la pita porque va a llegar tarde. Que le den, que le den, haber madrugado. Miras los posters y sabes que cambian a la semana o así, pero el fin sigue siendo el mismo. Oh dios que deprimente, lo es y lo sabes. Pasan los años y tú sigues buscando lo que buscan todos, tú sigues haciendo lo de siempre mientras el tiempo se agota y las arrugas gobiernan tu cara, hasta que llegue el día de permanecer en una cajita destinada al crematorio. Felicidades, todo ha acabado y aun no has hecho nada que merezca la pena.
Sacas la cajita te Krugers que llevas en el bolsillo izquierdo de tu cazadora, sacas uno de esos cilindros de muerte con un ademan de mano y lo sostienes en tus labios, tiras la caja al asiento del copiloto y lo enciendes con el mechero que guardas en la guantera, ese que te cuesta encender, pero que si lo agitas bien consigues fuego. Y tachan... Aspiras ondo y ya tienes otro antiestres mañanero.