Y así empezaba el día, una sonrisa de
satisfacción dibujada en mi rostro, la sonrisa cómplice de Bob y la
cara de vergüenza de Ben. Un gran día, y prometía ir a más.
-¿Al final sigues queriendo quedarte
en mi casa?-le pregunto al salir del aeropuerto.
-Me lo tendría que pensar.-dice con el
odio marcando la frase.
-Así me gusta, bueno nos vemos-digo
despidiendo me con un ademán de manos-nos vemos en el tanatorio.
-¿Tanatorio?-pregunta desconcertado.
-Si para cuando te mueras.-digo con una
sonrisa mafiosa-Aquí desde que te despistes te roban hasta la
identidad.
Me sigue.
-¿Sigue en pie eso de quedarme en tu
casa?
-¿Asustado?
-Asqueado.
-¿Asqueado?
-Si, asqueado. Según la RAE: Impresión
desagradable causada por algo que repugna. Tú eres un ejemplo de
ello.
-¿Qué quieres que te diga? Marco
tendencia.-me encojo de hombros.
-Bueno, creo que voy a aceptar tu
invitación y me quedaré en tu casa.
-No era una invitación, para empezar
eso es acoplamiento, y segundo no va ha ser gratis-sonrío con
malicia.
-No quiero saber en lo que estas
pensando.
-Vas a ser la chacha que siempre quise
tener y nunca pude pagar.
-¿No será el mayordomo?
-Si no te pones trajecito no merece la
pena tenerte como esclavo, yo también necesito reirme.
-Para eso llamas al bufón de tu amigo
Bob.
-Vamos admite que fue una buena
broma.-abro el coche-Pon tus maletas en el maletero.
Las pone de mala gana y se sienta en el
asiento del copiloto, cierra la puerta.
-No, no lo ha sido.
-A ver un momento...-busco en la puerta
del copiloto mi caja de cigarrillos-Bingo-saco uno y directamente
rosan mis labios, tiro la caja a los asientos traseros y enciendo el
cilindro lleno de la esencia de la mano huesuda con una cerilla. Ben
me mira asombrado-¿Qué?
-¿Fumas? ¿Desde cuándo?
Suelto una risa anti-incredulidad.
-Desde que al cabrón de mi ex-novio me
dio a probar. Lo único bueno que le veo es que no engorda como el
chocolate-pongo la llave en el contacto y arranco-Rumbo a tu mejor
pesadilla-sonrío con encanto.
-No se que te hace tanta gracia,
¿fumar? Jamás pensé que vería uno de esos en tu boca.
-Oye guapete de cara si no te gusta
puerta, mira para otro lado o no me vuelvas a llamar, pero no me des
el coñazo o te juro que yo misma te empujo del coche en marcha.
-Adelante me gustaría ver como lo
haces.
-¿Te me vas a poner gallito? Tú
espera te que te la estas ganando, vete sumando motivos y tendrás la
venganza más dulce que hallas probado.
-¿Y quién fue el desafortunado?
-¿Te acuerdas de “El cadenas”?
-No, di me que he oído mal.
-Pues con el tío que siempre estaba
con su hermano.
-Que susto.
-Oye que yo aquí me ligo a quien me de
la gana.
-¿Javi, no?
-Pues sí, el maldito Javi de las
narices.
-¿Y qué paso?
-Que el muy imbécil me pidió
matrimonio, estábamos de rollo, no era algo muy serio, los dos lo
sabíamos. Además, se drogaba, y yo paso de esas mierdas.
-¿Y fumar que es sino?-dice algo
enfadado.
-Es una mierda menor, permitida y por
la que no te persiguen el resto. Ah, y aún siendo un vicio, es más
barato que la droga y más caro que el chocolate.
-¿Pagas por matarte?
-Bueno si lo miras de esa forma.
-¿Es qué hay otra forma de mirarlo?
-Si, el hecho de que me gusta el humo
putrefacto que aspiro por mi boca llena de veneno.
-¿Y si después resulta que quieres
tener hijos? ¿Qué haces con eso?
-Ben, solo tengo 25, no me estés
hablando de un saco lleno de babas que lo único que sabe hacer es
llorar. Demasiada responsabilidad, una tragedia griega de las de
verdad.-digo con una sonrisa bromista.
-Si, tú riete ahora que puedes.
-¿Tanto te molesta que fume? Pues
jodete, no lo voy a dejar. Es problema mío. Si tanto te fastidia me
paro en la próxima parada y a la mierda todo. Deja ya el temita, o
es qué te crees que no sé lo que hace el cigarro. ¿Me crees
imbécil, retrasado?
-Esta bien. No quería ofender. Lo
siento, es que me ha chocado mucho.
-Anda, anda; bueno te contarás algo,
digo yo. ¿Qué tal de amores? ¿Alguna desafortunada?
-No, desafortunadas no, el
desafortunado fui yo.
-¿Salio mal la cosa?
-Me engaño.
-¿Con otro?
-Bueno, la cosa es que la tía ya
estaba embarazada cuando empezamos a salir y bueno unos meses después
me dijo que iba a ser papá. Las cuentas no me cuadraban, además
habíamos tomado precauciones, pero la creí. Cuando llego el
momento del parto el niño era asiático. Ella perjuraba y perjuraba
que yo era el padre, la deje. Más tarde descubrí ciertas cosas que,
francamente, no sé ni como ese niño no le salio tricolor. Vete te
tú a saber quien demonios era el padre.
-Tienes una puntería-digo burlando
me-valla comedia la tuya.
-Y tú la reina del dráma.
-Me pidió matrimonio ¿qué querías
que hiciera?
-Que me invitarás al banquete, coño,
luego te divorcias si quieres, pero me invitas a una comilona gratis.
-Que te den, mamonazo.
-Las cosas como son. A mi no me gusta
comerme una charla de tres pares de cojones, pero el hecho de
tirarles el paquete de arroz a dos primos y comer gratis durante todo
el día son motivos para los que uso traje y corbata.
-Definitivamente, no sé ni por qué
narices te aguanto, la verdad.
-Porque en el fondo me quieres.
-En el fondo de un pozo olvidado en
medio del Sahara.
-Que palabras de amor más
bonitas,-dice sarcástico-empiezo a pensar que Javi te dejo por eso.
-Sigue soñando en tu mundo de setas
alucinogenas. Bueno, ahora hablando serio ¿qué te trae por aquí?
-Ya te lo he dicho, voy a mudarme.
-A donde quiero llegar es a por qué.
-Algo complicado de explicar.
-¿Desde cuándo eres tan
reservado?-pregunto de broma.
-Y qué más da-dice con una sonrisa
melancólica.
-Sabes, el otro día encontré una
heladería muy buena, Roccocolla. Hacen unos helados, pero lo mejor
de todo, lo que más te gusta, hacen batidos con helados y... ahora
viene lo bueno; Y ES UN BUFETE DE HELADOS.
-¿Estas de coña?
-Me ves con pinta de bromear, yo
también lo vi imposible. Es decir una heladería no puede ser un
bufete, pero lo es. Bueno aunque también tienen una parte que no es
bufete, pero para eso esta la ventanilla. Nosotros vamos al bufete,
es genial porque tiene de todo tipo de mesas es todo diferente no hay
ni un solo mueble igual.
-¿Qué es eso la heladería del
sombrerero loco?
-Eso sí los cafés y los chocolates
calientes si que los cobran, aunque en invierno es al revés el
bufete es de las cosas calientes y se cobran las frías y los
polvorones.
La cara de Ben era un poema, no podía
entender cuan maravillosa era aquella heladería. Pero ambos
necesitábamos un batido de helado, cuando ponía esa cara de
melancolía significaba algo ¿el qué? Vete a saber.
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