Las mentiras que tanto te gustan contar
son tan dulces que las aborrezco, me repugnan. Por amor. Por amor,
dices. No existe tal sentimiento, es como creer que siempre serás
inmortal.
Si lloro no es porque mientas, es
porque no sé mentir.
Atravieso el bosque de la urbania,
busco consuelo, quizás en unas copas, quizás en un libro al que
recitar, una película a la que protagonizar en mis pesadillas... Y
no encuentro nada.
Esta pus putrefacta en la que me
encuentro me asfixia, este lugar de espantos más apacibles que tus
ganas de salvarme me da miedo, pero lo acojo en mi seno por propia
voluntad, porque el rocío de la mañana, después de aquella
tempestad de truenos que tanto me enamoro, me revuelve las tripas;
pero después de la calma vuelve la tormenta. Me acongoja el hecho de
creer que todo puede ser perfecto, me acongoja el hecho de que
quieras implantar tus ideales en mi cráneo. Me acongoja el hecho de
que alguna ves pueda ser otra, me acongoja el hecho de que tenga que
cambiar para amoldarme al resto.
Pero que haces cuando todo por lo que
luchas se derrite en tus labios, se despega de tus recuerdos y se
resbala en tus manos.
Es tan loable de tu parte creer en algo
tan romántico como la esperanza, pero es tan cutre que quieras que
yo también lo crea que me dan arcadas..
Y si bien no me he expresado con
claridad, haz te un favor a ti mismo, olvida lo todo. Porque sino
entiendes nada no merece la pena perder mi preciado tiempo con
bonachones como tú. Si quieres saber el resto... Quizás quienes tú
ya sabes puedan ayudarte...Claro que...Por un módico precio...Y ya
sabes cual.
Jakie Smiler
No hay comentarios:
Publicar un comentario