lunes, 4 de junio de 2012

El paraíso hecho trizas

Con una amplía sonrisa le ofrecía su ayuda, la chica de cabellos dorados lo mira con sus ojos verde clorofila y asiente.
-¡ABUELA! ¡ABUELA!-llora el chico de ojos azul claro, encapotados por la melancolía y un tétrico odio al mundo.
-Ahora vengo-sonríe cálidamente el muchacho de ojos grises. La apoya sobre la pared más cercana y se acerca a la anciana. El rojo grana empapa el suelo con el ardor del miedo y el olor a muerte pegado en sus fauces. Se temía lo peor y sabía que quizás no se equivocara. A pesar de ello aleja ese pensamiento infernal de su mente, y comprueba el estado del pulso.
Nunca se le dio demasiado bien dar el pésame, nunca se le dio demasiado bien que decir en momentos como esos.
Traga saliva; su estúpida sonrisa infantil desaparece de su rostro. Sus ojos grises se pierden en los apagados de la anciana ya muerta. Con un simple y cariñoso movimiento le cerro los ojos, sintió lastima y pena, miro al chaval, aún llorando que se acurrucaba en el cadáver de su abuela, manchandose del rojo de la vida; y supo que no lo sentía tanto como él.
-¿Qué te parece si le damos un entierro digno?-dice posando una de sus manos en su hombro.
-NO ESTA MUERTA...-solloza.
-¿Qué quieres que haga?
-Un médico,llama a un médico.-sigue sollozando.
-Ellos sólo están para curar a las personas,no para revivirlas. No la conocía, pero de seguro que se merece un buen entierro, con su gran ramo de flores ¿qué te parece?
-!TÚ NO LO ENTIENDES¡ ESTOY SOLO.
-Se que es duro, se que las cosas nunca salen como esperamos, sé que esto es una da las peores cosas que le puede pasar a un niño, lo sé. No soy quién para decirte que lo olvides, ni un lo siento, porque no lo siento tanto como tú lo haces en estos momentos. No puedo pedirte que dejes de llorar, cada uno lo siente a su manera. Pero lo que si puedo hacer es echarte una mano, y sino me dejas se me hace difícil ayudarte.-hace una pausa, lo mira con pena- Otra cosa más, las puertas de mi casa las tienes abiertas.-se levanta y le tiende una mano. El chico de ojos llorosos la agarra con fuerza, se levanta y le da un abrazo.


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