martes, 5 de junio de 2012

Con invitación a la vergüenza

Te acuestas en la cama después de una ducha, con una sonrisa en tus labios. Eran las siete de la mañana y tus ojos aún seguían en vela; no quieren dormir pero tú quieres soñar. Cuando consigues cerrarlos sueñas que todo va a ir bien pero una mano te saca de ese frasco de iluciones y te golpea, te ata a la silla y te mata lentamente, y cuando se quita la máscara es tu rostro el que te mira y dice: El conejito de la suerte se ha cansado de hacer reverencias con su cara de vergüenza.
Despiertas en el sudor frío de una pesadilla sin sentido, buscando el oxígeno que en el sueño te habías robado y el punzón con el que te has acuchillado. Te tiras en las sabanas y miras el techo de tu habitación, lleno de dibujos, sonríes. Miras el relog, son las tres de la tarde de un martes poco soleado, tú único día libre en la semana sin contar los domingos.
"¿Dexter estará despierto? Debería invitarlo a comer, después de todo debería haberle llevado el paraguas"
Haces unos espaguetis, tú especialidad, lo único que te ha mantenido con vida estos últimos años.
DING-DONG
-¿QUIÉN ES?-grita Dexter desde su cama, aún cansado.
-EL CARNICERO, QUE VIENE A POR CARNE DE CERDO FRESCA.
-LA PUERTA ESTA ABIERTA.
Y misteriosamente la puerta estaba abierta. Te diriges a su habitación, te sientas en su cama.
-Y así el lobo se comió a la abuelita.
No se ha movido ni un palmo de su almohada.
-Bueno, la abuelita no tenía problemas con la pestillera.-dice entre ensoñaciones.
-Venía para ver si querías comer conmigo.
-Déjame dormir un rato más.
-Pues comeré sin ti y te la dejaré en un taper dentro de la nevera.
-No seas así, que estoy cansado.
-Y yo hambrienta.
Vira la cara, te mira con sus ojos turquesa.
-Anoche te eche de menos, el bar no es lo mismo sin un paraguas en en el paragüero.
-Interesado.
-Lo sé.-sonríe.
-Bueno-te levantas-Arriba vago-le quitas las mantas.
Miras para otro lado y Dex se pone rojo como un tomate.
-ESO SE AVISA-le gritas.
-Y yo que sabía que ibas a venir y que me ibas a quitar las mantas.-dice cogiendo la almohada para taparse.
-Yo no soy la que duerme en bolas con la puerta abierta.
-Se ha roto el pestillo, además, esta es mi casa y si quisiera podría dormir colgado del techo en bolas.-coge la ropa del trabajo y se la pone.
-¿Ya?
-Si
Aún va por la camisa blanca de botones.
-Como odio los botones.
-¿Te has puesto la ropa del trabajo?
-Si, hoy tengo doble.-pasa al chalequito, se sienta en la cama y se pone los zapatos.-¿dónde habré dejado la corbata?- se rasca la cabeza.
-Otra vez.
-Si, van a acabar conmigo.-la encuentra e intenta colocársela, la mira con rabia- A la mierda-se la guarda en el bolsillo izquierdo de su pantalón.
-¿Te ayudo?
-Qué raro, tú ayudando a alguien.
-Lo dices cómo si fuera una mala pécora.
-Bueno yo no he dicho que lo seas.-dice mirándote con encanto. Saca la corbata y te la da- Pero no voy a rechazar la amabilidad de una señorita.
Se pone de pie y levanta el cuello de la camisa; y tú le haces la corbata con cuidado.
-Si te besará ahora...
-Te ahorcaría con la corbata.
-Eres un bicho.
-Y tú un pervertido.
-Mira quién vino ha hablar, yo no soy el que se dedica a ver tios en bolas.
Te pones roja y contestas:
 -Por error de calculo.-terminas la corbata.
-Ya, ya... ¿ No sería que querías verme en pelotas?
-Por el amor de dios no te lo tengas tan creído Mrs Been. Hay peces mucho más buenos en el mar.

1 comentario:

Yo, prettyke dijo...

ajajjaj me guuusta,esta historia también augura ser de las buenas :O