Entra a una entrevista de trabajo con un sombrero de copas, camisa naranja, chaqueta negra de smoking, bufanda de color azul y pantalones a rayas negras y verdes.
-Y deberíamos contratarlo por...-dice Monik.
-Porque soy un tío con un sombrero de copas-dice convencido-Además de ser muy eficiente, me gustan los niños.
-Claro y después los llevarás a nadar a tu fabrica de chocolate-dice en tono sarcástico.
-No, no se puede nadar en chocolate, eso es imposible, y si se pudiera sería un crimen.
-Lo dice el tío con un sombrero de copas.
-¿Tiene algún problema con el sombrero?
-Unos cuantos. Pero no estamos aquí para hablar de eso ni de su horrible vestimenta.
-A mi tampoco me gusta lo que usted lleva puesto y me lo callo. Se llama educación.-se levanta-Y ahora si me disculpa, me marcho en busca de ¿algo mejor? Auf Wiedersehen.-Se marcha por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja y una mirada radiante.
-Parece drogado ¿verdad?-me pregunta Monik.
-O eso o se le ha olvidado tomarse la medicación.
-No creo que lo acepten en ningún lado ¿Y tú?
-Pues no. Aunque me recuerda al sombrerero loco. Creo que es mi personaje de película favorito.
-Pues chiquito personaje esta hecho.
-Bueno, me tengo que ir ha atender al resto de gente que estará esperándome con palos y antorchas en recepción.
-Por lo menos te espera alguien.
-Palos y antorchas, Monick, palos y antorchas.
Aquel día fue el primer día más raro de mi vida. A medida que iba conociendo al tal... Bueno a ese ser que cada vez que halábamos se llamaba de manera diferente y tenía una historia distinta, iba sumiendo me en un mundo donde la realidad se me escapaba de la mente, donde nada es lo que parece. Por desgracia tarde o temprano todo tiene normas y como tal han de cumplirse, por muy estúpidas que sean, sino quieres que te corten la cabeza a machetazos tienes que vivir de rodillas a ellas.
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