domingo, 29 de julio de 2012

Cat sabe donde vives

Arrastra los pies por las aceras en busca de sus sabanas, para poder tumbarse y decirse que todo es una gran bolsa llena de pus putrefacta que no descansará hasta deborarlos a todos, hasta consumirlos. Llega a casa con la guitarra al hombro y otro de sus porros caseros en la boca, diciéndose a sí mismo que lo dejará cuando el tabaco baje de precio. Coloca su guitarra donde tiene que estar, al lado del  escritorio de su apartamento de mala muerte, que posee dos habitaciones: el baño-un estúpido espacio cuadrado de metro y medio- y una habitación apenas un poco más grande que combina el salón con el dormitorio y la cocina.
Abre las ventanas y suelta su última calada sonriéndole a la luna llena de la misma manera que ella cuando mengua.
-Y pensar que dentro de unas horas saldrá el sol.-dice apagando su cosecha en el marco de la ventana. Se quita la ropa y la vota en su pequeño sillón, se ducha con el agua helada, un termo roto es un termo roto. Pero con el medio colocón que lleva encima tenía demasiado calor como para que eso le importase. Se coloca una toalla en la cintura y coge una lata de Sprite, para él la mejor bebida del mercado en todas sus variantes y marcas. Su verdadera droga.
Mientras bebe directamente de la lata espera a que el viento acaricie su piel y la seque a la par que lee El club de la lucha.
Cierra el libro y lo coloca en un lado de su modesto escritorio. Se estira, coloca la toalla en el respaldo de su sillón, se pone unos calzoncillos largos y se tumba en la cama hasta quedar profundamente dormido.
Pum-pum-pum-pum
Abre los ojos, aún esta cansado, se da la vuelta, Cat esta sentada en el masco de la ventana. Con una camisa blanca de tiros, unos sujetadores negros con encaje que se sobresalen, unos pantalones largos de cuero falso-más bien parecía plástico-, unas cadenas de pantalón y unas botas de tacón negras y cortas que iban de alante a tras produciendo el ruido al dar golpecitos contra la pared.
-¿Cómo sabes donde vivo?
-No es tan difícil cuando arrastras las suelas de tus zapatos llenas de mierda,-le dice con una sonrisita de mala muerte.
-¿Tú no duermes?
-Esperaba que me preguntarás que hacía aquí pero lo mismo da. Venía para ver si me dejabas dormir aquí esta noche.
-La cama es tuya-dice levantandose-Me voy al sofá.
-¿Y vas a dormir sentado cacho burro?
-Prefiero eso al suelo.
-Acuestate en la cama, ¿o es que te da cosa dormir conmigo?
Se tira en la cama y le deja un hueco. Cat se desnuda y se mete junto a Zack.
-Cat...-dice algo tenso cuando su piel rosa la de ella-¿Estas desnuda?
-Si ¿algún problema?-dice con un tono burlón.
-¿Qué quieres que te diga?
-La verdad.-dice abrazándolo.
-La verdad es que se me han quitado las ganas de dormir.-dice virandose hacia ella.
-Te diría que siguieras durmiendo pero que hoy tengo insomnio.-dice mientras se coloca sobre su cintura y comienza a besarle.-pero esto no significa nada-le susurra al oído.
Se coloca encima de ella y le susurra:
-No quiero que lo hagas sino quieres.
-Para empezar no estaría aquí sino quisiera.-lo empuja hacia ella y lo besa.
Con una mano Zack enciende su radio caset y empieza a sonar Lullaby de The Cure.
Se revuelcan entre las sabanas, besándose, lamiéndose y haciendo el amor con la pasión con la que el fuego devora la madera, con la pasión con la que un pintor perfecciona su cuadro, con la pasión con la que un escritor coloca el punto y final.

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