Y lo único que
quieres es poner orden a los pensamientos que te abruman, pasan los
meses...Hugo sigue en coma, Victoria empieza a perder sus preciosos y
ondulados cabellos dorados, el señor Norbs sigue esperando por un
riñón, Ms Lorren va perdiendo las esperanzas y la memoria. El
funeral, la misa, el entierro; todo vació, estaba solo al parecer.
El misterio seguía sin resolverse, la novia de Hugo no ha hecho
aparición... Todas esas nimiedades.
Ver como el mundo
se mueve a tu alrededor sin tú poder hacer nada te vuelve loca. Ver
cosas que realmente no quieres ver es de lo peor, y aunque esas
canciones de Blues sean geniales no podrán hacer que evadas la
realidad.
-Vas progresando.
Puede que tardes más de lo previsto.-Me dice Lucas.
Y aunque por fuera
pareces estar bien por dentro estas hecha una mierda.
-Apenas puedo dar
un paso sin apoyarme en algo.
Suelta una risita.
-Sofía, no puedes
pretender correr sin haber aprendido a andar. Con el tiempo volverás
a andar, tú tomate tu tiempo.
Tiempo...Tiempo...
Eso que me falta.
-Bueno, vamos
Vic.-le dice Corso con mirada de cordero degollado.
Ella asiente con
tristeza, en estos meses la quimio, la ultima medida a tomar, no ha
hecho ni lo más mínimo. Según Corso puede ser que aún tenga
solución, solo la fe y el tiempo nos lo mostrarán.
-No has estado tan
mal, jovencita.-me dice Norbs.
-La verdad es que
el simple hecho de poder mantenerme en pie, aún estando sujeta, se
agradece después de tanto tiempo.-sonrío.
-Quisiera pedirte
un favor.-dice más serio y melancólico.
-Mi chico no
despierta, estoy en lo último en la lista de transplantes... Dudo
que pueda vivir lo suficiente como para verlo despertar. Quisiera
grabar unos vídeos para el muchacho. Vic no debe enterarse, tiene
bastantes problemas encima, espero que todo le salga bien, por lo
menos mejor que a mi... También me gustaría grabar un vídeo para
ella...
-¿Por qué me lo
pide a mi?
-Vamos, ya sabes
porque, ambos sabemos que no eres tonta.
Suspiro me siento
en la camilla y dejo los piel colgando en el borde, miro el suelo con
pena.
-Quiero que los
guardes tú. Nadie más debe saber de su existencia.
-Esta bien.
¿Qué se supone
que tengo que decir en momentos como estos? ¿Qué se supone que hay
que decirles a los que han perdido la esperanza?
-No te amargues, a
todos nos llega la hora-me sonríe Norbs.
-Sabes, es curioso.
-¿El qué?
-Siempre sabes que
decir aunque yo no sepa hacerlo, contestas.
-Hace un par de
meses que te conozco, pero sé de que pie cojeas,
pequeña.-sonríe-Demasiado tiempo juntos, quizás.
Tenía razón,
demasiado tiempo juntos. Ya empezaba afectarme que se estuvieran
muriendo todos ellos.
Tocan la puerta,
entra una chica con la capucha puesta y un chico jovencito.
-Hola, Norbs.
-Cuánto tiempo
Susanne.-dice serio.
¿Susanne?
-No me mires así,
no he hecho nada malo.
Es ella.
-Baja esa mirada
acusadora, este es Adrián. Tranquilo, es como un familiar para
nosotros.
-¿Susanne Quest?
La chica se da la
vuelta y se quita la capucha.
-Tú. ¿Qué haces
aquí?
-Eso mismo podría
preguntarte yo-digo con voz amenazadora.
-¿De que se
conocen?-pregunta Norbs.
-Ella es una zorra
manipuladora.-así la definí en su momento y ahora no iba a ser
menos.
-Cariño, esas son
las normas de la calle; o tú o el resto. Espero que no te halla
molestado-dice con algo de regodeo en su voz.
-Cerda.
-Veo que no has
cambiado de parecer.
-Veo que sigues
siendo la misma bruja de siempre. Arpía.
-Paren ya, por el
amor de dios. Sos peor que Tifa y Nami.
-No he empezado yo,
de hecho no soy yo la que ha perdido los modales-contesta Susanne con
los brazos cruzados.
-¿¡A qué has
venido!?-le ladro.
-No es de tu
incumbencia.-me dice de morros. Se da la vuelta y se encierra en el
pequeño hueco de Hugo.
Norbs suspira.
-Siento la
escandalera-se disculpa el chico de cabellos cobrizos y ojos verde
botella.
-No ha sido culpa
tuya-le sonríe al viejo.
Bueno... Todavía
no me ha dirigido ni una palabra. Eso solo puede significar una
cosa... Me espera una de sus broncas.
-¿No te vas a
presentar?-Me dice el chico con una sonrisa en la cara.
-Sofía.
-Encantado-hace una
reverencia y sus ojos tienen una mirada juguetona que se encuentra
con la mía.
Miro hacia otro
lado y oigo una pequeña risita. ¿Se reirá de mi?
-¿Quieres
acompañarme a dar una vuelta por el hospital? Quizás así no te
sientas tan incómoda-una gran regla de la calle: Nadie te ayuda sino
quiere algo a cambio. Pero si que es verdad que me sentía incómoda.
-¿Qué es lo que
quieres? Al grano.
-La duda ofende,
pero oye sino se te apetece-se encoge de hombros- Solo intentaba ser
amable-Se apoya en la pared y mete las manos en los bolsillos.-No
tengo por qué querer algo para hacer las cosas.
-Sea como sea
tampoco podría-digo mirándome los pies.
-¿Por qué lo
dices?
-Aún no puedo
andar.
-Valla, ¿y eso es
lo que te mosquea? Para eso existen las sillas de rueda ¿no? Aún
puedes cambiar de opinión ¿Se te apetece dar una vuelta?
Me lo pienso ¿qué
querrá?
Realmente quería
dar una vuelta y marcharme de aquella habitación atestada por esa
sensación de pudredumbre que me causaba esa zorra manipuladora.
-¿Y bien?
-Esta bien, pero no
esperes nada a cambio.
Sonríe
complaciente. Tengo la sensación de que realmente quiere algo, o
esconde algo. Siendo amiga de esa arpía no hay que fiarse.