domingo, 11 de noviembre de 2012

Capítulo 6(Una identidad más)- Esa zorra manipuladora llega al hospital


Y lo único que quieres es poner orden a los pensamientos que te abruman, pasan los meses...Hugo sigue en coma, Victoria empieza a perder sus preciosos y ondulados cabellos dorados, el señor Norbs sigue esperando por un riñón, Ms Lorren va perdiendo las esperanzas y la memoria. El funeral, la misa, el entierro; todo vació, estaba solo al parecer. El misterio seguía sin resolverse, la novia de Hugo no ha hecho aparición... Todas esas nimiedades.
Ver como el mundo se mueve a tu alrededor sin tú poder hacer nada te vuelve loca. Ver cosas que realmente no quieres ver es de lo peor, y aunque esas canciones de Blues sean geniales no podrán hacer que evadas la realidad.
-Vas progresando. Puede que tardes más de lo previsto.-Me dice Lucas.
Y aunque por fuera pareces estar bien por dentro estas hecha una mierda.
-Apenas puedo dar un paso sin apoyarme en algo.
Suelta una risita.
-Sofía, no puedes pretender correr sin haber aprendido a andar. Con el tiempo volverás a andar, tú tomate tu tiempo.
Tiempo...Tiempo... Eso que me falta.
-Bueno, vamos Vic.-le dice Corso con mirada de cordero degollado.
Ella asiente con tristeza, en estos meses la quimio, la ultima medida a tomar, no ha hecho ni lo más mínimo. Según Corso puede ser que aún tenga solución, solo la fe y el tiempo nos lo mostrarán.
-No has estado tan mal, jovencita.-me dice Norbs.
-La verdad es que el simple hecho de poder mantenerme en pie, aún estando sujeta, se agradece después de tanto tiempo.-sonrío.
-Quisiera pedirte un favor.-dice más serio y melancólico.
-Mi chico no despierta, estoy en lo último en la lista de transplantes... Dudo que pueda vivir lo suficiente como para verlo despertar. Quisiera grabar unos vídeos para el muchacho. Vic no debe enterarse, tiene bastantes problemas encima, espero que todo le salga bien, por lo menos mejor que a mi... También me gustaría grabar un vídeo para ella...
-¿Por qué me lo pide a mi?
-Vamos, ya sabes porque, ambos sabemos que no eres tonta.
Suspiro me siento en la camilla y dejo los piel colgando en el borde, miro el suelo con pena.
-Quiero que los guardes tú. Nadie más debe saber de su existencia.
-Esta bien.
¿Qué se supone que tengo que decir en momentos como estos? ¿Qué se supone que hay que decirles a los que han perdido la esperanza?
-No te amargues, a todos nos llega la hora-me sonríe Norbs.
-Sabes, es curioso.
-¿El qué?
-Siempre sabes que decir aunque yo no sepa hacerlo, contestas.
-Hace un par de meses que te conozco, pero sé de que pie cojeas, pequeña.-sonríe-Demasiado tiempo juntos, quizás.
Tenía razón, demasiado tiempo juntos. Ya empezaba afectarme que se estuvieran muriendo todos ellos.
Tocan la puerta, entra una chica con la capucha puesta y un chico jovencito.
-Hola, Norbs.
-Cuánto tiempo Susanne.-dice serio.
¿Susanne?
-No me mires así, no he hecho nada malo.
Es ella.
-Baja esa mirada acusadora, este es Adrián. Tranquilo, es como un familiar para nosotros.
-¿Susanne Quest?
La chica se da la vuelta y se quita la capucha.
-Tú. ¿Qué haces aquí?
-Eso mismo podría preguntarte yo-digo con voz amenazadora.
-¿De que se conocen?-pregunta Norbs.
-Ella es una zorra manipuladora.-así la definí en su momento y ahora no iba a ser menos.
-Cariño, esas son las normas de la calle; o tú o el resto. Espero que no te halla molestado-dice con algo de regodeo en su voz.
-Cerda.
-Veo que no has cambiado de parecer.
-Veo que sigues siendo la misma bruja de siempre. Arpía.
-Paren ya, por el amor de dios. Sos peor que Tifa y Nami.
-No he empezado yo, de hecho no soy yo la que ha perdido los modales-contesta Susanne con los brazos cruzados.
-¿¡A qué has venido!?-le ladro.
-No es de tu incumbencia.-me dice de morros. Se da la vuelta y se encierra en el pequeño hueco de Hugo.
Norbs suspira.
-Siento la escandalera-se disculpa el chico de cabellos cobrizos y ojos verde botella.
-No ha sido culpa tuya-le sonríe al viejo.
Bueno... Todavía no me ha dirigido ni una palabra. Eso solo puede significar una cosa... Me espera una de sus broncas.
-¿No te vas a presentar?-Me dice el chico con una sonrisa en la cara.
-Sofía.
-Encantado-hace una reverencia y sus ojos tienen una mirada juguetona que se encuentra con la mía.
Miro hacia otro lado y oigo una pequeña risita. ¿Se reirá de mi?
-¿Quieres acompañarme a dar una vuelta por el hospital? Quizás así no te sientas tan incómoda-una gran regla de la calle: Nadie te ayuda sino quiere algo a cambio. Pero si que es verdad que me sentía incómoda.
-¿Qué es lo que quieres? Al grano.
-La duda ofende, pero oye sino se te apetece-se encoge de hombros- Solo intentaba ser amable-Se apoya en la pared y mete las manos en los bolsillos.-No tengo por qué querer algo para hacer las cosas.
-Sea como sea tampoco podría-digo mirándome los pies.
-¿Por qué lo dices?
-Aún no puedo andar.
-Valla, ¿y eso es lo que te mosquea? Para eso existen las sillas de rueda ¿no? Aún puedes cambiar de opinión ¿Se te apetece dar una vuelta?
Me lo pienso ¿qué querrá?
Realmente quería dar una vuelta y marcharme de aquella habitación atestada por esa sensación de pudredumbre que me causaba esa zorra manipuladora.
-¿Y bien?
-Esta bien, pero no esperes nada a cambio.
Sonríe complaciente. Tengo la sensación de que realmente quiere algo, o esconde algo. Siendo amiga de esa arpía no hay que fiarse.

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