Si te enseñaron a reír fue porque
sabían lo que era llorar. Si te enseñaron a correr fue porque
sabían que algún día tendrías que huir. Si te enseñaron a luchar
fue porque sabían que algún día tendrías que defender lo que
creías correcto. Si te enseñaron a hablar fue porque sabían que
algún día tendrías que expresar lo que otros debieran escuchar. Si
te enseñaron a escuchar fue porque sabían que algún día la
experiencia de alguien te serviría de ejemplo. Si te enseñaron a
olvidar fue porque sabían que algún día se complicarían las
cosas. Si te enseñaron a ser independiente fue porque sabían que
algún día no estarían para ti. Si te enseñaron a ser pacientes
fue porque sabían que algún día la necesitarías para entender
esto.
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