lunes, 14 de mayo de 2012

Estilo de vida

Hace dos días hubiera ido a emborracharme en una causa perdida, sin mas razón que la vida misma, hace dos días hubiera apretado el gatillo que coloque en su gaznate; parece ser que dentro de la categoría de armas letales se encuentran los revolvers sin bala, la verdad es que razón no les faltaba. Quizás era hora de perderme en el mástil de mi vieja guitarra y dejar el resto a las notas musicales...se me olvidaba, aquí las guitarras también son armas de primera clase.
-DEREK, SE PUEDE SABER EN QUE COÑO PENSABAS.
-Adiós tranquilidad.
-¿ME ESTAS ESCUCHANDO?
-Si tranquila, que no soy sordo.
-Eres imbécil. ¿Sabes de donde he venido?
-Del coño mi abuela.-dice tranquilo.
-Por el amor de Dios quieres comportarte de una vez, no haces más que tonterías. Te comportas como un idiota mimado irresponsable.
-Mira quien vino ha hablar, la virgen María.-dice en tono sarcástico-no soy yo el que va por ahí follándose lo primero que se levanta, antes de eso va mi dignidad, si fueras inteligente cobrarías por acto.
-No te consiento que me hables así.
-¿Cómo te hablo? Acaso prefieres que te trate como todos los fulanos que te ligas en una noche.
-Hablame con respeto.
-Hablame como una madre, y yo te hablare como lo haría un hijo.
Ni siquiera se a dignado a mirarla, ella en el lado opuesto de los barrotes lanza un suspiro y se rinde.
-Se puede saber en que estabas pensando.
-En nada.
-Se puede saber por qué le diste una paliza a ese muchacho.
-Ese de muchacho tiene lo que yo de batman. Muchacho dice, ese era un puto gorila que se ha llevado su merecido.
-¿Por qué coño le has dado una paliza?
-Fácil, me ha robado el helado de fresa y lo ha tirado al suelo.
-Motivo.
-Decía que me había sentado en su mesa de siempre. Palabras textuales: "Eh, tú, pendejo quitate en mi mesa", después de corregirle la frase se ha puesto como una fiera y me ha tirado el helado a la cara y se ha reído. Yo me he enfadado, he sacado la pistola de balines lo he apuntado, iba a apretar el gatillo, pero era de balines así que obviamente no serviría de nada y como conclusión, le he dado una paliza con la culata de la pistola.
-¿Qué voy ha hacer contigo?-Rocío se agarra el entrecejo.
-Por el momento podrías pagar la fianza.
-No, esta vez no pienso ayudarte.
-Como si lo hicieras alguna vez, en fin lo he intentado, ahora sal por esa puerta y no vuelvas a menos que vallas a pagarme la fianza o a decirme algo que merezca la pena oir.

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