-Joan, !JOAN¡-Gruñe. La coge entre sus manos y se mece con su cuerpo al borde del abismo.-Joan, Joan, despierta por favor, despierta, no me dejes, tú no. Otra vez no.
Sus ojos se mantienen entreabiertos, lo busca con la mirada, ambas se encuentran.
-Miles...-tose- ¿qué te ha pasado?-dice con esfuerzo, le acaricia el rostro con la mano delicadamente.
-Shhh, shhh, nada, tranquila todo ira bien , ya lo verás, no cierres los ojos, no los cierres.-sonríe con una dulzura rota y dolida pero amable y tierna, mientras le sujeta su mano débil y temblante.
-Miles... No llores. Eres muy hermoso cuando sonríes.
-Joan, por favor, intenta no cerrar los ojos, por favor céntrate sólo en eso, lo demás vendrán dentro de poco.
-Lo siento, Miles yo...
-Shhh, ya me lo dirás mañana.
-No creo que halla un mañana para mi.-vuelve a toser, y se retuerce.
-No digas tonterías, eres joven, eres fuerte, estas llena de vitalidad, no morirás.
-Miles...-Su mano se queda sin fuerzas, sólo la sostiene Miles.
-¿Joan?-pregunta con miedo. Tarde, sus ojos sin vida lo miran desde el vacío que le a proporcionado la muerte injusta y enamorada de almas juveniles como la suya.
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