Primeras perturbaciones del verano.

Me muevo al ritmo del Blus en una cálida noche de verano, al compás de un lápiz diabólico que quiere hacerme trabajar otro largo anochecer entre las sombras. Dos sonrisas sobre el viejo haz de luz que me perturba, sostienen los rayos de esa estúpida lampara. El suave repiquetear del lápiz sobre el papel me hace replantearme que ese ojo asustado no me ha salido bien, pero que más da, es sólo un ojo sin dueño. Me mira, me observa con su castañear de dientes ¿!Qué he hecho¡? Una copia barata de algo que merece más merito que esta falsificación de sí misma. Mis ventanas están abiertas de par en par, pero el aire se niega a entrar. Necesito una botella de oxígeno, un congelador y una botella de agua bien fría. Lo siento si esta estúpida noche no te he llamado para preguntar cómo estás, no pienses que soy una arpía con ganas de mover el hilo de sus marionetas, nunca fue lo mio pedir perdón, y mucho menos mostrar signos de afecto. Es mi razón de ser y sino te gusta date el piro por esa puerta muñeco, porque nadie va a cambiarme. Billie se ha quedado sin batería, pero observa mis pensamientos perturbados por la trasnoche y el calor de esta jaula vacía. Dios como hecho de menor un invierno.